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Entre el 2017 y 2019 los niños diagnosticados con diabetes infantil ascendieron de 586.000 a 600.900, la principal causa de esta mortal enfermedad, radica en los malos hábitos familiares, la falta de atención a los síntomas y predisposiciones genéticas. Para abordar esta temática, Portalfrutícola habló con tres especialistas colombianas sobre como elaborar loncheras saludables para prevención y control de esta enfermedad.
"Hay dos tipos de diabetes en niños, tipo 1 se caracteriza por pérdida de peso, aumento muy importante de la sed, aumento de la cantidad de orina, incremento de la sensación de hambre, deshidratación y si no se diagnostica pronto puede desencadenar en cuadros de cetoacidosis diabética una condición grave que puede poner en riesgo la vida del niño y en la que además puede haber dolor abdominal, vomito y alteración del estado de conciencia. Ante estos síntomas se deben acudir a urgencias. El tipo 2, presenta los mismos síntomas del tipo 1 en cuanto a sed, orina y sensación de hambre. Sin embargo, son más progresivos, también puede haber oscurecimiento de la piel del cuello, axilas denominados acantosis nigricans, alteración del crecimiento o infecciones recurrentes". Informó la Doctora Dayana Galvis, es Médica Funcional y Pediatra, miembro del equipo de CLAM y Co creadora de My Nutrischool, una plataforma que pretende acercar a padres y cuidadores a una alimentación saludable desde la infancia.
El control de los niveles de glucosa es el principal objetivo del tratamiento en cualquiera de los 2 tipos de diabetes, la elevación crónica de los niveles de glucosa en sangre incrementa el estrés oxidativo y lleva a complicaciones como enfermedades renales, cardiovasculares, neuropatías, y afectaciones oculares incluso hasta la ceguera.
Para poder acompañar a un niño ya diagnosticado con diabetes es determinante ser conscientes del estilo de vida, optando por una alimentación antiinflamatoria y con bajo índice glucémico, libre de azúcar, endulzantes artificiales y alimentos ultraprocesados y rica en vegetales, proteínas y grasas de buena calidad; además actividad física regular de acuerdo a la edad y acompañamiento de la salud emocional y mental. Ya que a un niño hay que explicarle por qué no puede comer algunas cosas que otros niños de su edad sí pueden o que la misma publicidad incita a consumir.