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El ministro de salud de Colombia, Guillermo Alfonso Jaramillo, sabe que tendrá unas semanas difíciles. La reforma a la salud del Gobierno del presidente Gustavo Petro, que propone cambiar de forma radical el sistema, debe superar con éxito tres debates en el Congreso para convertirse en ley. La semana pasada, Jaramillo y su equipo lograron que los congresistas de la comisión séptima de la Cámara aprobaran con amplias mayorías el proyecto, pero saben que viene lo más complejo. Afirma que está dispuesto a escuchar, a dialogar y a ceder, pero con puntos innegociables. “Una línea roja es que las EPS se deben transformar en gestoras de salud y tienen que dejar de ser las intermediarias de los recursos entre el Estado y los hospitales”, explicó el ministro.
Además, Jaramillo señala que "en casi 700 de los 1.123 municipios de Colombia no hay centros de salud ni hospitales. Eso es lo que queremos cambiar. En algunas zonas nunca ha habido y en otras se han quebrado porque el modelo neoliberal, en el que la salud es un negocio, no funciona en las regiones pobres y alejadas, solo lo hace en los barrios de clase alta y media de las grandes ciudades. Además, el sistema se convirtió en uno curativo y no preventivo. En las clínicas de Bogotá hay robots que lo operan a uno, pero los niños de la Guajira se están muriendo de hambre, de gastroenteritis, de parásitos. Nuestro sistema de salud es muy desigual. Por eso hay que cambiarlo".
Y esto, según el ministro, sería posible de hacer por medio de la reforma. "Lo que hemos venido haciendo con el presidente desde hace tiempo es buscar una alternativa. No queremos que el sistema siga basándose en que los médicos y las enfermeras esperen a los pacientes en los hospitales para curarlos, sino que ayuden a prevenir la enfermedad. Y, lo más importante: que logremos atender a las comunidades más abandonadas. En la actualidad, mujeres del Pacífico mueren por mala atención después del parto. Eso no puede seguir pasando. Yo recorrí los barrios pobres de Bogotá y encontré que la gente está afiliada a la EPS, pero no la atienden. En Colombia casi el 93% de las personas están aseguradas, pero la pregunta es si eso garantiza el derecho a la salud. Creemos que no. Tener un carnet no significa tener acceso al sistema. Después de una intensa pelea en el Congreso, con la ley estatutaria de 2015, logramos que la salud sea un derecho fundamental y no un negocio. Esa es nuestra lucha y ese el sentido de la reforma".